domingo, 11 de noviembre de 2012



Duele



Es muy difícil olvidar a alguien que ha dejado impregnada una huella por el resto de mi existencia. Es por eso que tú recuerdo aun me duele, porque no era justo que te fueras cuando apenas tenías nueve. Eras todavía un niño. A pesar de que ya no estas aquí aun sigue vigente todo ese enorme cariño que siento hacía ti.

Un gran futuro era el que te deparaba, pero todo se derrumbo cuando ella decidió entrar en lo más profundo de todo tu ser y en el momento que lo hizo fue cuando empezaste a desvanecer poco a poco. Comenzaron las visitas a los hospitales y cada fin de mes la revisión de tus signos vitales. La compra de medicinas fue en aumento y  aun así estas no sirvieron de nada, pues no tuvieron ningún efecto. Tus  principales duelos fueron con las transfusiones de sangre, las mismas que quemaban cada parte de tu cuerpo. La mayoría de estos combates saliste casi siempre victorioso con la mano y cara bien arriba a pesar de que las heridas te dolían. Nunca olvidare el día en que todo cambio.
Lo que era colorido se volvió sombrío, ya que tú peor enemiga había logrado derrotarte. Leucemia te atacó por sorpresa, porque en ese momento te encontrabas distraído y tenue. Luchaste hasta el final como todo un héroe y así es como te recordare siempre.


Hay algunas tardes en las que todavía lloro por tu ausencia, porque que es muy difícil olvidar todos esos momentos que vivimos juntos durante tu corta infancia. Recuerdo que jugábamos a las canicas y especialmente al fútbol, por el cual sentías una gran afición. No te importaban los abrumadores rayos del sol, aquellos que te debilitaban, pero todo se remediaba en el momento que pateabas el esférico, ese que te hacia sentir cada vez que lo tocabas muy eufórico, ya que era lo que realmente amabas. Nunca se te vio triste, pues siempre te acompañaba una gran sonrisa, aun que savias que la vida se te iba deprisa. Eras muy valiente y tal vez esa fue la principal razón de que fueras muy apreciado por la gente. De tu madre siempre serás ese invaluable tesoro, pues ella siempre te brindó ese omnipotente amor maternal que muchos envidiaban

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